La RP 41 Sur es apenas una huella.
Al principio, y durante muchos años, no fue más que una huella hecha con motoniveladora por Vialidad Provincial que se fue mejorando de a poco, aunque varios tramos son de laja suelta y en otros, ángulos pronunciados de piedra asoman en punta en el camino y obligan a ir despacio. Para transitarla, se recomienda hacerlo en grupo de dos o más vehículos doble tracción y llevar dos ruedas de auxilio, además de registrarse en la intendencia del parque o en las oficinas de turismo de Lago Posadas o Gobernador Gregores.
El camino permite hoy hacer un rústico itinerario atravesando murallas basálticas, campos de piedra bola volcánica de una redondez perfecta, lagunas surgentes de altura llenas de aves, y zonas de fósiles marinos que aparecen intactos por todos lados, incrustados en piedras que les hicieron de tumba por millones de años. Pasa por campos privados en zonas de veranada y puestos de estancia que obligan a abrir y cerrar tranqueras. Tropillas enormes de caballos pastan salvajes. Desde el portezuelo −la parte más alta del camino a 1700 metros de altura−, hay vistas del imponente cerro San Lorenzo, el gran macizo cordillerano de 3607 metros, paralelo al cual corre el camino.
El Parque Nacional Perito Moreno no tiene nada que ver con el Parque Nacional Los Glaciares, que está 560 km más al sur. Este se encuentra aislado, es de difícil acceso y apenas es visitado por unos mil turistas por año. En pleno verano puede uno encontrar 15 cm de nieve: así de cambiante es el clima. Es zona de montañas, valles glaciarios y lagos turquesa cuyo carácter primitivo y silvestre atraen a quienes buscan vivir una experiencia única de conexión con la naturaleza remota.
La soledad es extrema y eso lo hace más atractivo. Los cerros y sus cumbres nevadas se disponen en forma de anfiteatro. Son siete los lagos encadenados y las grandes tropillas de guanacos pastan con tranquilidad. Una hermosa península penetra el lago Belgrano, la angostura y paredones del Río Volcán y el valle y delta del río Lácteo se expanden en la zona de El Rincón. El lago Burmeister, por su parte, muestra aguas encrespadas y en su cabecera árboles bandera encorvados por el viento.
Esta área protegida cuenta con 90 km de sendas de baja dificultad para recorrer a pie. Fueron construidos con la colaboración de organizaciones de conservación −Fundación Banco de Bosques y Butler Conservation Fund− que buscan desarrollar infraestructura para visitas de bajo impacto. También construyeron diez impecables refugios de madera de distinto diseño y capacidad reducida, con sitios para carpa adyacentes y dos áreas de acampe agreste. Le dieron a la red el nombre de Lagos Escondidos para resaltar los siete lagos escondidos y ayudar a distinguir este parque del que abarca el glaciar Perito Moreno. También ofrece alojamiento la Estancia La Oriental, la única estancia que persiste dentro del parque, reconvertida al turismo.
Del otro extremo del camino se alcanza el istmo que divide las aguas del lago Pueyrredón (Cochrane del lado chileno) con el lago Posadas y su mítico Arco de Piedra, la formación icónica del lugar. Una excelente opción es instalarse entre ambos lagos en la hostería Lagos del Furioso, reabierta recientemente a unos 25 kilómetros de la localidad de Lago Posadas, población que nació a partir del punto de encuentro entre familias dispersas en establecimientos rurales de la zona.
Un recomendado es completar el deslumbrante circuito con el siguiente tramo escénico de 155 kilómetros que une Lago Posadas con Los Antiguos. Su novedad es una audioguía vehicular elaborada por un equipo interdisciplinario con relatos, música y datos, además de información sobre paradas y miradores, que puede descargarse de la página de la provincia.
Para Federico Djeordjian de Chelenco Tours, el Camino del Zeballos es la versión off-road de la famosa ruta 40. “Es una de mis rutas preferidas de la Patagonia: por ser así de agreste, y porque se pasa de un valle a 200 msnm a un portezuelo a 1500 atravesando una sucesión de ambientes distintos y paisajes enlazados”, describe.
El camino por la RP 41 norte expone una serie de formaciones increíbles: se ven tanto bloques sedimentarios como afloramientos de lava endurecida, diques basálticos que parecen la columna vertebral de la montaña y que serpentean trepando la ladera de los cerros. El Cerro Colorado es el núcleo de un gran volcán erosionado, igual que el puntiagudo Cerro Lápiz; mientras que nunca abandona al viajero el siempre presente perfil de la meseta Lago Buenos Aires, el monte Zeballos y el coloso San Lorenzo, los centinelas de la región.
Fuente: La Nación – Por Constanza Gechter.