Huevos con sedantes, tres puñaladas y la confesión de la viuda: la trama de un crimen que todavía conmueve
Vicente Maillo fue asesinado en 2017 en la ciudad de Río Gallegos. El juicio comenzó ayer con un sicario y la ex mujer y los hijastros de la víctima en el banquillo de los acusados. El insólito descubrimiento del arma asesina.
El juicio oral y público por el crimen de Vicente Maillo (60), el comerciante asesinado brutalmente en 2017 de tres puñaladas en la ciudad santacruceña de Río Gallegos, comenzó ayer con una declaración de alto impacto. Susana Reina, la ex esposa de la víctima y principal sospechosa, confesó que ella fue la autora del crimen y desligó del hecho a sus hijos, dos hombres también que también están sentados en el banquillo de los acusados. “Yo maté a Vicente”, reveló la viuda para luego indicarle a la Justicia que el arma homicida -un cuchillo- se encontraba detrás de la heladera de su casa.
Todo ocurrió el 15 de noviembre de 2017 en la casa de Maillo, ubicada en la esquina sobre calle Zapiola y Corrientes, sobre el Bazar “Doña Ana”, uno de los dos comercios que pertenecían a la víctima. Maillo fue encontrado muerto en su cama con tres puñaladas.
Se creyó que había sido asesinado en una presunta entradera, pero los elementos obtenidos indicaron que algo más había detrás de lo ocurrido. Mientras la investigación avanzaba, a los pocos días la ex suegra de Maillo, una mujer hoy de 83 años identificada como María del Carmen Espiritoso, se quebró y confesó haber sido ella la autora intelectual del crimen. En su declaración la mujer detalló cómo planificó todo y hasta dijo que contrató a un sicario para que ejecutara a su yerno.
Según explicó, el móvil del brutal asesinato supuestamente había sido la violencia machista ejercida por el comerciante contra su hija e indicó que al sicario le había pagado 38 mil pesos y que aún restaban 10 mil por haber completado el encargo. La jubilada -fallecida en octubre de 2019- reveló además un dato macabro de su plan: relató que esa noche le preparó a Vicente huevos revueltos en los que puso varias pastillas molidas de un psicofármaco, un poderoso sedante que hizo que el hombre quedara completamente indefenso.
Fue en ese momento que ingresó Cristian Gabriel Etchebarne, el presunto sicario, hizo el resto del trabajo. La autopsia comprobaría posteriormente que a la víctima efectivamente le habían proporcionado algún tipo de sedante.
En su confesión, Espiritoso dijo que su hija quería separarse pero que supuestamente el comerciante no. El objetivo de su testimonio fue centrar el foco en la supuesta violencia de género como telón de fondo. Las cámaras de seguridad, sin embargo, revelarían datos que complicaron al resto del círculo íntimo del comerciante.
Las filmaciones ubicaron posteriormente a Etchebarne en la puerta de la casa familiar junto a Susana y también en una agencia de viajes donde compró el pasaje en avión para regresar a Buenos Aires horas después del asesinato. El sospechoso sería detenido al mes en la localidad bonaerense de Pilar.
Susana Reina, la viuda, le dijo a la policía después del hecho que todo pasó en el marco de un robo. Supuestamente ingresaron delincuentes, la maniataron y luego ejecutaron a su marido. Ella, sorpresivamente resultó ilesa. Dos días después de lo que pasó, la jueza Marcela Quintana ordenó detener a Reina y sus hijos José Maximiliano (37) y Luis Gabriel (26), a quienes Vicente había reconocido como suyos y les dio el apellido. A pesar del intento del intento de Espirotoso por despegar a su hija, para la Justicia se trató de un crimen planeado por toda la familia y creen que el móvil fue económico.
Vicente Maillo era muy querido en la ciudad de Río Gallegos, donde tenía dos bazares -además de “Doña Ana”, era propietario del local “Casa Maillo”- en los que trabajaba hace mucho tiempo. Los que lo conocían, lo describían como un hombre trabajador y ahorrativo, que además había cobrado herencias de sus padres y de su hermano Ernesto. Según la prensa local, se hablaba de que en sus cuentas bancarias habría cerca de 17 millones de pesos y que por decisión propia, el comerciante había dejado por fuera de esa fortuna a Reina y sus hijos. Esto habría enojado a la familia, desatando el plan asesino.
Hoy están acusados junto al sicario Etchebarne de ser los coautores de homicidio agravado por el vínculo, por el pago de precio o promesa remuneratoria, por alevosía, codicia y por el concurso premeditado de dos o más personas. El mismo cargo pesaba sobre Espiritoso, hoy fallecida. Los tres hombres señalados están presos mientras que Reina estaba beneficiada con prisión domiciliaria debido a su estado de salud.
En el juicio que comenzó ayer se constituyeron como querellantes Petra Maíllo y Ana Gloria Maíllo, las hermanas del comerciante, quienes buscan que los cuatro sean condenados a prisión perpetua.
La defensa de Reina y sus hijos está a cargo del abogado Carlos Telleldín, quien refuerza la hipótesis de que se trató de un crimen en el contexto de violencia de género y las supuestas infidelidades de su pareja. “El estado psicológico, los maltratos que tenía y un montón de cosas que contó Reina, están probados en el expediente. Había violencia de género”, dijo Telleldín, absuelto en la causa AMIA en diciembre pasado tras una decisión del Tribunal Oral Federal N°3. Según aseguró el abogado, la mujer y sus hijos “son ajenos” al homicidio de su padre y “declararon la verdad de lo que pasó”.
En esta misma línea, la defensa sostuvo que “en el expediente no hay prueba material para imputar de nada” a los hijastros de Maillo. Etchebarne, por su parte, es representado por el abogado Víctor Robles.
La confesión, la deuda y qué pasó los días previos al crimen, según la mujer.
En su declaración ante el tribunal, Susana contó detalles del inicio de la relación con Maillo y de los supuestos maltratos de su parte. Según dijo, comenzaron a salir en 1992, cuando sus dos hijos -hoy acusados de homicidio- eran unos niños. Reveló datos de cómo comenzaron a vivir juntos, de los engaños de Maillo y del primer acto de violencia ejercido en su contra. Presuntamente se dio luego de que la mujer le reclamara por una supuesta infidelidad. Explicó, al respecto, que nunca lo denunció porque tenía muchos conocidos y no tendría respuesta de nada.
Los dos hijos de Reina, por su parte, declararon que “le debían plata a Cristian (el sicario)”, lo que, según el abogado Telleldín, “está probado en el expediente”.
Susana hizo referencia a la deuda de su hijo con Etchebarne ayer en su declaración. Contó que algunos días antes del crimen, su hijo Luis le manifestó que tenía una deuda con su amigo y que supuestamente quería suicidarse. La madre, preocupada, viajó a Buenos Aires. “Le pedí a Vicente que fuera y lo hizo de mala gana, pero que quería que nos viera juntos y que estábamos bien”, aseguró y siguió diciendo: “Le dije a Luis que le pagaría la deuda pero que debía viajar con Cristian para que yo le pagara”, relató la mujer.
El 15 de noviembre llegaron a Río Gallegos y Susana le dijo a Luis que en la noche le pagaba a Cristian, por lo que acordaron encontrarse a una hora determinada en la puerta de la casa, según indica el diario Tiempo Sur. La mujer de Maillo le pagó la deuda a Cristian, quien luego se retiró.
Fue entonces que Vicente se despertó y le preguntó con quién hablaba. Susana le dijo que no hablaba con nadie. Pero su marido no le creyó y comenzó a insultarla, hasta que le habría pegado una patada dejándola en el piso y se encerró en su habitación.
“Escuchaba voces en mi cabeza, la situación no daba para más”, aseguró y siguió: “No sé en qué momento fui a la cocina y tomé un cuchillo y fui a la habitación, él estaba sentado en la cama, y lo apuñalé dos veces”. “Se reincorporó y luego se desplomó, y yo lo seguí apuñalando en el piso”, dijo entre lágrimas y contó que fue a la habitación de Luis y pensaba que sus hijos la iban a odiar porque les mató el padre.
Luego lavó el cuchillo y lo escondió, para luego cambiarse de ropa y como estuvo Cristian, aprovechó esa situación para decir que la habían asaltado, para que fuera creíble, la mujer tiró las cosas que había en los cajones y se habría atado como pudo.
“Nunca tuve intenciones de matarlo, no sé porque lo hice”, concluyó. Luego, su abogado le preguntó una sola cosa: dónde estaba el arma asesina. Susana lo reveló: “Está detrás de la heladera”, dijo.
En horas del mediodía de hoy, luego de que se hicieron presentes en lugar del hecho, los investigadores y las partes involucradas finalmente encontraron -tres años después del crimen- el cuchillo con el que Reina supuestamente mató al comerciante. Según el diario La Opinión Austral, en el motor de la heladera se encontraron dos cuchillos de color negro. Estaban ocultos junto a una vaina del mismo color.
Fuente: Canal 5 RG.