Malestar por la manera de tomar la Intendencia

Así lo considera el sector del peronismo  y muchos habitantes de El Chalten, debido que no permitieron realizar la despedida necesario al antiguo vecino e Intendente Raúl Andrade. Mientras se encontraban en el velatorio en la localidad de Río Gallegos, el Concejal Gerardo Mirvois y su gente ya estaban instalados en la Municipalidad.

No se tomaron el tiempo de reunirse con los Concejales y funcionarios del Peronismo para coordinar y sobrellevar esta situación tan delicada por  la muerte del Intendente local, y hacerlo de la mejor manera.

Deja un mal sabor a muchos vecinos, donde se observa que no se respeta ni la muerte de una persona, que era muy querido vecino, sino que era el referente del peronismo en la localidad y el Primer Intendente Electo.

En este momento de congoja y desazón solo se le piden a los funcionarios  gestos de consideración y dignidad que esperamos en esta situación que vivimos en nuestra localidad a raíz del fallecimiento de nuestro primer intendente, Don Raúl Andrade, se esperaba que velen por una transición de manera más ordenada y natural posible, respetando en especial este momento de dolor para todos.

Se espera que se aplique  lo dispuesto en el artículo 45º de la Ley 55,  lo que corresponde se hará seguramente.

Está la sensación, que no se pudo terminar de despedir a nuestro compañero Intendente, cuando observamos en las futuras autoridades del pueblo la desesperación y  sed de poder que tiene el partido “Encuentro Vecinal”, quienes no pudieron esperar mientras dura el Luto correspondiente sino tampoco esperar la resolución del  Tribunal Electoral Permanente del Tribunal Superior de Justicia de Santa Cruz, que confirme lo que deberá ser en este caso especial.

Es triste relatar de estos sucesos, cuando tendríamos que estar recordando y despidiendo a una persona que participó en el desarrollo de nuestra localidad, en los primeros años que fueron muy difíciles para todos, que nos acompaño durante muchos años y hoy no lo podemos despedir como se lo merecía, por los tiempos y los acontecimientos que se vieron en el pueblo, para dar lugar a su merecido descanso.